La melodía

[Bruno Gómez]

¿Cuál es la melodía del alma? Preguntó el espíritu. Respondió el alma: “Mi melodía son las energías de gozo que despliego hacia afuera en el día a día”. En la noche nocturna, volvió el espíritu a preguntar al alma: ¿qué te hace producir tanto gozo? En el pleno sueño nocturno contestó el alma: El amor tan gran qué Abba Padre siente por mí, por su misericordia para conmigo que es más grande que los mismos cielos. Mi gozo es grande porque se conozco que Abba Padre es mi fortaleza, mi roca, mi castillo y mi gran libertador infinito. El Espíritu le dijo: ¡excelente! ¿Por qué no buscas muchas más razones que te llevarán a la percepción del Amor de Dios?

El alma siguió entre el val de las estrellas que rompían en el cielo y el viento audaz que le daba en su frente, entre el movimiento de su cabeza la venían la ideas que depositan una gota para seguir llenando el estanque del gozo en Dios. El alma vio que Abba Padre es digno de ser alabado. Aunque las ligaduras del Seol la tendieron y los filos de la perversidad la hirieron, Abba desde su Santo Monte la oyó y la libró. Conforme a su andar justo fue recompensada, de acuerdo a las limpiezas de sus manos fue bendecida, ha procedido en el guardar los grandes santos caminos de Dios.

Siguió buscando a Dios, no en el conocimiento, en la experiencia de la adoración personal con “espíritu y con verdad”. En la experiencia personal encontramos que mientras más misericordia tengamos más misericordioso será Abba con nosotros porque el es infinito en misericordia.

¿Qué haré cuando camine en el andar de las tinieblas que la vida me impone? La lámpara del espíritu divino me guiará disipando toda oscuridad encontrando cada día de Dios una lección, un saber más de él.

Felicidad mía por toda la vida será conocer los caminos perfectos de Abba y cuan escrupulosa es su palabra. No admite en ella iniquidad ninguna. Es pura y limpia como la misma nieve que cae de los cielos en una maña de invierno. Escudo eterno será para todos los que saben esperar en su amor, porque mi alma me pregunta: ¿qué haré sin Dios? ¿Cuál sería el sentido de mi vida sino percibiera su ‘amor infinito”? ¿Qué otra roca hay fuera de él? En su eterna misericordia más grande que los mismos cielos me deleito en el día a día.

Abba es el Dios de la eterna salvación, me dio su escudo protector, de verdad me engrandecí en su benignidad. En mi experimentar diré: “Viva Abba por los siglos de los siglos, sea de verdad ventita y vindicada mi Roca de soporte eterno.